lunes, 29 de febrero de 2016

Infierno blanco

Robert Scott llevaba sobre sus hombros el peso de todo un Imperio cuando partió rumbo al Sur jamás hollado por el ser humano en una de esas locas aventuras que mantuvo en vilo al planeta hace más o menos un siglo. Pisar el Polo Sur era una empresa al alcance solo de unos pocos escogidos. Scott, acostumbrado a los rigores antárticos, llevaba al equipo más preparado, hombres de una fortaleza física descomunal e intelecto brillante, además de toda la tecnología que la época podía poner en sus manos. Convencida de escribir su nombre en la historia de la Humanidad, la expedición fue cubriendo etapas con la precisión de metrónomo hasta que, cuando por fin alcanzaron la meta, descubrieron que la expedición de Amundsen ya había hecho merienda-cena en el mismo punto un mes antes. Todavía aturdidos por la decepción y de regreso a la realidad atravesando un inabarcable océano blanco, los cinco héroes que solo consiguieron ser segundos, con Scott al frente, dejaron salpicadas sobre el hielo sus fuerzas y, finalmente, sus vidas.

La nave de ese otro océano blanco que es en sí mismo el Madrid parte cada agosto desde puerto entre gritos desgarrados y gorras al aire de sus amnésicos seguidores. Empujan con sus vítores la nave merengue en su viaje anual hacia Liga, Copa, Champions y Trofeo Bernabéu. A bordo, siempre la mejor plantilla de la historia, con refuerzos de última hora con cara de capricho florentiniano, un entrenador ‘nacido para dirigir al Real Madrid’ y una ambición desmedida a la que únicamente la humildad de los jugadores y su compromiso con el club pueden hacer sombra. Así las cosas, parece imposible que su Amundsen particular vestido con anorak blaugrana le haya vuelto a ganar la partida y encima deje tirados los restos de la celebración para hacer todavía más daño. El frío que pasa el Madrid desde ese momento hasta que llega junio no lo pasó ni Shackelton. Las articulaciones se agarrotan, la deshidratación consume sus pocas energías, que casi no alcanzan ni para ser segundos en la Liga, y pronto aparecen los primeros síntomas de gangrena, que desembocarán en la salida por la puerta de atrás de un Di María, un Özil o hasta un Casillas sobre quienes se descargará la responsabilidad del fracaso expedicionario. 


El pobre Scott no tuvo una segunda oportunidad. El Madrid en agosto comprará la suya de nuevo. 

1 comentario:

  1. donde estarías tú antes del 2006 :D .. con Scott seguro,.... Amundsen sigue acampado con su Décima copa de Europa esperando a la expedición de Scott ...

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